Regenerar desde Adentro




La regeneración es un proceso constante. A cada instante, morimos y renacemos, transformando nuestra conciencia, nuestros saberes y nuestros hábitos. Este principio no solo impacta nuestra vida personal, sino que también influye en nuestra comunidad y en el entorno que nos rodea.
Vivir en regeneración significa comprender que cada acción puede aportar al bienestar colectivo. Se trata de un cambio de mentalidad, una invitación a repensar la manera en que nos relacionamos con la naturaleza, con la economía y con las personas.
Para entender cómo esta filosofía se traduce en la vida cotidiana y en el mundo de los negocios de impacto, conversamos con Margarita Carlés, emprendedora social y ambiental, cuyo camino está profundamente ligado a la regeneración.
Conociendo a Margarita
Margarita Carlés es cofundadora de Mayma, una organización que, durante 16 años, ha trabajado en potenciar negocios de triple impacto. Su misión es contribuir al florecimiento de una economía regenerativa, colaborativa e inclusiva, apoyando a emprendedores que buscan transformar el mercado con modelos más conscientes y sostenibles.
Pero la regeneración no es solo parte de su trabajo, sino también de su estilo de vida. Actualmente, Margarita vive en una tiny house de 9 m² llamada Rosa Lena 66, desde donde trabaja de manera remota y experimenta la simplicidad como una forma de conexión con lo esencial.
“Siempre he estado en contacto con la naturaleza y he vivido en lugares como el Chaco, colaborando en proyectos que buscan restaurar ecosistemas y trabajar con comunidades originarias,” comparte Margarita. Su vida refleja su compromiso con la regeneración, demostrando que es posible alinear valores y acciones.
Valores para una Nueva Economía
Margarita nos invita a repensar la manera en que concebimos el éxito y el propósito en los negocios. Para ella, el lucro no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un impacto positivo.
“El dinero es energía y es necesario para lograr impacto,” explica. Esta visión rompe con la idea de que la rentabilidad y la sostenibilidad están en conflicto. En cambio, propone que los recursos económicos deben estar al servicio de un propósito mayor.
Otro valor fundamental en este cambio de paradigma es la ciudadanía activa y consciente. “Cada uno de nosotros tiene un rol que desempeñar, ya sea en el hogar, en el municipio o en el país”, afirma. La regeneración no depende solo de grandes empresas o gobiernos, sino también de cada persona que elige vivir y consumir de manera más responsable.
Un Viaje hacia Nuevas Economías
Desde los años 90, Margarita y su grupo de amigos han estado explorando modelos de nuevas economías, basados en la regeneración y la inclusión.
“Creemos que el mercado puede ser un aliado en la regeneración”, sostiene. Su propuesta es un enfoque más consciente, donde el dinero y la abundancia no sean vistos como enemigos, sino como herramientas para sanar el planeta y mejorar la calidad de vida de las personas.
Este modelo económico regenerativo invita a las empresas a medir su éxito no solo en términos financieros, sino también en su impacto social y ambiental.
Raíces en la Naturaleza
La conexión de Margarita con la regeneración comenzó en su infancia. “Pasé mucho tiempo en el campo con mi abuela. Esos momentos en la naturaleza son los que me han marcado y guiado en mi camino.”
Más allá de su intensa agenda de trabajo, sigue encontrando en la naturaleza un espacio de refugio y reconexión. Para ella, la regeneración no es solo un concepto teórico, sino una manera de vivir, sentir y actuar.
La regeneración no es solo una filosofía; es una invitación a repensar nuestra relación con el entorno, con la economía y con nuestra comunidad. Cada acción, por más pequeña que parezca, tiene el poder de transformar y construir un futuro sostenible.
Margarita Carlés nos recuerda que el cambio no ocurre de la noche a la mañana, pero empieza con cada decisión consciente que tomamos.